terça-feira, 30 de outubro de 2007

El Espejo y la Máscara. El retrato en el siglo de Picasso

Pablo Picasso


Não sei se conhecem esse site, mas se puderem entrem nele...e nos links....que ele oferece...relacionando imagens e a idéia do retrato...



El espejo y la máscara. El retrato en el siglo de Picasso trata de la supervivencia y transformación del retrato en el arte de vanguardia entre 1890 y 1990, un periodo que protagonizó un cambio radical en la concepción del arte. La crisis de identidad del hombre moderno y la crisis de confianza del arte en la verdad de sus imágenes influyeron de forma especial en el desarrollo del retrato. Por otra parte, dado que la fotografía asumió el papel de captar el fiel parecido de sus modelos y, de forma simultánea, los artistas pusieron en entredicho la continuidad de las antiguas relaciones con sus patronos, podríamos pensar que el retrato era un género con los días contados. Pero, sin embargo, ha sido (y todavía continúa siendo) una fuerza vital para el arte moderno. No sólo comprobamos que prácticamente todos los artistas fundamentales del siglo XX experimentaron con el retrato, sino que muchos de ellos lo convirtieron en el tema primordial de su obra. Tras haber permanecido prácticamente inalterado, en cuanto a su función y su canon, el retrato rompe por primera vez con el compromiso entre el modelo y su reflejo y ofrece imágenes alternativas o equivalentes a través de la transformación del individuo en un signo personal del artista. A la hora de abordar el retrato, el artista moderno puede tanto acercarse como oponerse a los modelos tradicionales, penetrar o falsificar identidades, crear estereotipos, pero también desvelar la fragilidad y vulnerabilidad del personaje.

segunda-feira, 29 de outubro de 2007

Revista Ethos

Dêem uma olhada nos artigos da revista Ethos, da qual vários artigos estâo disponíveis no Jstor no seguinte endereço:

http://www.jstor.org/journals/00912131.html

“Papeles sobre Velazquez y Goya” de José Ortega y Gasset. Madrid, Revista de Occidente en Alianza Editorial, 1980.

A história da publicação dos “Papeles sobre Velazquez y Goya” começa em 1943, quando a editora Iris-Verlog de Berna desejava agregar uma narrativa sobre Velásquez à reprodução de alguns de seus quadros. O escritor escolhido para este trabalho fora o filósofo espanhol Jose Ortega y Gasset que lhes respondera que não poderia fazê-lo por não ser historiador da arte, argumentando que em questões de pintura tinha um conhecimento ínfimo. A editora contestara esta recusa, por desejar, justamente, as palavras de um escritor que não fosse especialista no assunto. Isto posto, o caminho estava aberto para que Ortega aceitasse o desafio de encontrar em suas próprias palavras “que és lo que um hombre algo meditabundo puede decir sobre um assunto del que profesionalmente no entiende”[1].

Reunindo neste conjunto de “papéis” mais de dez anos de trabalho sobre o tema, esta publicação revela o interesse do autor se aprofundando pelo assunto. Ora sob forma de perguntas, ora sob forma de respostas e explicações, Ortega expressa seu método[2] e muitas das inquietações que incorreram na realização de suas escolhas para construção e transmissão de seu pensamento neste percurso. Isto foi providencial para oferecer aos seus leitores uma reflexão crítica e contundente que se mostrou imprescindível para narrar a vida tanto de Velásquez, quanto de Goya. Esta publicação, portanto, iluminou uma longa caminhada de trabalho biográfico que por demonstrar simultaneamente um exercício de cunho etnográfico[3] pode nos proporcionar alguns pontos de entrada para o debate da questão das narrativas biográficas. As notas apresentadas a seguir visam apresentar alguns aspectos sob este enfoque que surgiram da leitura dos capítulos.

José Ortega y Gasset estava em Lisboa quando iniciou este trabalho. Sentiu necessidade de construir um esboço da história da influência de Caravaggio na pintura e pôs-se a ler, uma a uma, todas as biografias de pintores italianos, flamencos y franceses, desde o final do século XVI até 1650, queixando-se muito da falta de material disponível para realização desta tarefa. Concluiu as páginas solicitadas pela editora, que foram publicadas primeiramente em alemão e depois em francês e inglês. Estas, referem-se ao primeiro capítulo da presente publicação intitulado “Introducción a Velázquez” que está dividido em três partes: I. Biografia[4]; II. Vocación, Circunstancia y Azar[5]; III. El retrato, principio de la pintura[6].

Como Ortega se interessou sobremanera pelo tema, continuou trabalhando com intuito de escrever um livro mais completo sobre Velázquez. “La reviviscencia de los cuadros” foi publicada na revista “Leonardo”, ano II, vol. XIII. Barcelona, 1946, e constitui o segundo capítulo desta obra[7].

“De la Espana alucinante y alucinada em tiempo de Velásquez” é o nome do terceiro capítulo[8] que consiste em uma série de textos oriundos de cartas e avisos contemporâneos de Velazquez que foram escolhidos para apresentação sem intervenção alguma (nem sequer comentáriemos) no sentido de produzir uma impressão espontânea aos leitores. Ortega julga conveniente “tomar contato com la piel de aquel tiempo” e justifica isso alegando que a atmosfera histórica da vida espanhola na primeira metade do século XVII nunca havia sido descrita adequadamente: “La vida tiene entranas, pero también cútis. Com él nos rozamos cuando queremos asomarmos a uma época”.

Os capítulos seguintes sobre Velazquez são apontamentos do autor sobre uma Conferência ministrada no verão de 1947, de maneira mais completa que a versão apresentada na versão desta obra de 1950, dentre outros textos sobre o tema descritos nos seguintes capítulos (em negrito):

-Curso em San Sebastián – 1947:
I. La opinión del transeúnte
II. “Docta Ignorantia”
III. La pintura española[9]
IV. Una história inédita[10]
V. Hermenéutica-Vocación[11]
VI. Para el tema: influencia de Caravaggio
VII. Cuatro tesis
VIII. Formalismo[12]
IX. Obliteración: El salon del Prado

-Temas Velazquinos;

-Introducción à Velazquez – 1954[13]
I. Introducción General
La fama de Velásquez; Su rebelión contra la belleza;
Velásquez e el oficio de pintor; Un puritano del arte; Las hilanderas;
La pintura como pura visualidad y La fauna de Velásquez.
II. Los Cuadros
Bodegones;Cuadrosreligiosos; Retratos; Velásquez en Italia; Mitologias;
Las hilanderas; Las lanzas; Príncipes, enanos, bufones y locos
Las Meninas o La família

- Paisaje de generaciones[14]

Os Papéis sobre Goya estão divididos em três capítulos que se seguem. Antes ainda, é interessante reter os seguintes comentários de Ortega: “Como, más o menos, innumerables españoles he vivido a Goya. En verdad, son también muchos los demás europeos a quienes ha acontecido lo mismo. Goya es un hecho de primer orden, perteneciente al destino de Occidente. Vivir a Goya es haberse encontrado con él, porque su encuentro es siempre eficaz, penetrante, inquietador. No es verosímil que nadie, después de haber contemplado un buena porción de su obra al menos, se sienta ante ella indiferente. En cambio, es muy posible que a algunos Goya les irrite. Pero esta irritación no es cualquiera. Posee peculiar cariz. Va disparada contra el artista, pero da un culatazo sobre quien la siente, dejándole preocupado respecto a si mismo. Goya, en efecto, nos hace percibir lo que hay de indómito en el arte que le permite somormujar súbitamente en los senos más dramáticos de la vida, precisamente lo que de sólito evitamos presenciar. Por otra parte, aunque una porción de su obra continúa las tradiciones del pasado pictórico y se apoya en los modos de su tiempo, hay otro lado de ella en que Goya, de pronto, se sacude todo eso y da un brinco hacia lo más imprevisto. Es un prototipo del extraño fenómeno que es la “originalidad”, y ésta nos produce siempre un efecto de azoramiento, porque no conseguimos explicarnos como un hombre puede escapar a las tradiciones y poner su planta repentinamente en cosas que no preexistían”. Ibid., p. 276. Seguem as notas com os apontamentos dos três capítulos:



-Prelúdio a un Goya: I. Docta Ignorantia; II. La Pintura Española; III. Pinceladas son Intenciónes[15]; IV. Goya, distante de sus temas[16]; V. Goya y lo popular[17]; VI. Una hipótesis[18].
-Sobre la leyenda de Goya: I Mitologia Contemporánea[19]; II Quién es Goya[20]; III El proyecto que es el yo[21]; IV La vocación de Goya[22]; V El hombre creador[23].
-Fragmentos[24]: I Tapices; II Retratos; III La “quinta del sordo”; IV El oficio de pintar; V El nivel intelectual.
[1] “Ante la pintura no he sido, pues, más que un transeúnte. Pero el transeúnte lo es casi siempre porque va a lo suyo, enfocado hacia sus proprios temas, con un aparato de conceptos formado en vista de ellos, con habitualidades de análisis que su ocupación continuada ha decantado en él. Mas conforme sigue su ruta mira de soslayo a uno y otro lado y ve lo que ve en la perspectiva y con los reflejos de sus consolidadas preocupaciones, desde sus pontos de vista, distintos de los que iluminam al profesional”. Ortega y Gasset, J. Papeles sobre Velásquez e Goya. Madrid, Revista de Occidente en Alianza Editorial, 1980, pp 9-10.
[2] O editor do presente livro chama a atenção para o esforço de Ortega para incorporar na cultura espanhola as tarefas do pensamento em nível bastante elevado e exigente. “Sin embargo, el alcance del pensamiento de Ortega, no se inspira ni retiene en nuestros domésticos problemas. En su España invertebrada germinaba La rebelión de las masas, uno de los libros más importantes de nuestro siglo acerca de la cultura occidental, y en estas páginas sobre nuestro genial sevillano, como luego sobre Goya, se ejercita un modo de conocimiento, el método de la razón viviente, que significa un radical paso adelante en la historia de la filosofia”. Paulino Garragori. “Nota preliminar”, in: Ortega y Gasset, J. Papeles sobre Velásquez e Goya. Madrid, Revista de Occidente en Alianza Editorial, 1980, p. 12
[3] Exercício de cunho etnográfico no sentido de “ethnographic writings (that) can and do inform human conduct and udgement in innumerable ways by pointing to the choices and restrictions that reside at the very heart of social life”, nas palabras de John Van Maanen (Tales of the field) apresentadas entre as epígrafes do primeiro capítulo de Kofes, S. Uma Trajetória, Em Narrativas. Campinas-SP: Mercado de Letras, 2001, p.17.
[4] Ortega aponta que a vida de Velazquez é uma das mais simples que um homem possa jamais ter vivido. Em relação a altura da figura histórica deste pintor, chama-lhe a atenção os poucos dados existentes. Isto tem um caráter curioso porque esse pouco revela que, em rigor, não precisamos saber mais. Segundo o autor, basta saber que não se passou nesta vida mais do que uma coisa importante: ter sido nomeado o pintor do rei em 1623 quando tinha apenas 24 anos. Sobre isso, Ortega esclarece: “En una biografia es importante un hecho cuando al suprimirlo, mediante un Denkexperiment o construcción imaginaria, nos vemos forzados a modificar, también imaginariamente, la trayectoria de esa existencia. Esto aconteceria si fantaseamos que Velazquez no hubiera sido nombrado pintor del rey o que hubiese llegado a ese honor y puesto mucho más entrado en anos” in: Ortega y Gasset, J. Papeles sobre Velásquez e Goya. Madrid, Revista de Occidente en Alianza Editorial, 1980, p. 15.
[5] Más uma vida es, por excelencia, intimidad, aquella realidad que solo existe para si misma y, por lo mismo solo puede ser vista desde su interior. Si cambiamos de óptica y de fuera pasamos adentro se transforma por completo el espectáculo. La vida deja de ser una serie de acontecimientos que se producen sin otro nexo que la sucesión, y nos aparece como un drama, es decir, como una tensión, un proceso dinámico cuyo desarrollo es perfectamente inteligible. El argumento del drama consiste en que el hombre se esfuerza y lucha por realizar, en el mundo que al nacer encuentra, el personaje imaginario que constituye su verdadero yo. La persona no es su cuerpo, no es su alma. Alma y cuerpo son solo los mecanismos más próximos que halla junto a sí y con los cuales tiene que vivir, esto es, tiene que realizar cierta individual figura de humanidad, cierto peculiarísimo programa de vida. Este personaje ideal que cada uno de nosotros es, se llama VOCACIÓN. Nuestra vocación choca con las CIRCUNSTANCIAS que en parte la favorecen y en parte la dificultan. Vocación y circunstancia son, pues, dos magnitudes dadas que podemos definir con precisión y claramente entenderlas, una frente a la otra, en el sistema dinámico que forman. Pero, en este sistema inteligible interviene un factor irracional: el AZAR. De esta manera podemos reducir los componentes de toda vida humana a tres grandes factores: vocación, circunstncia y azar. Escribir la biografia de un hombre es acertar a poner en ecuación esos tres valores. Pues aunque el azar es el elemento irracional de la vida, en una biografia bien planteada podemos definir cuales de sus hechos y caracteres proceden del azar y cuales no, así como la mayor o menor profundidad de la intervención que ha tenido. Si nos representamos la forma de una vida como un círculo, el azar será la indentación de su circunferencia y esa indentación será más o menos penetrante. De esta manera conseguimos acotar racionalmente ese factor irracional de todo destino. Ibid., pp. 26-27. (Indentation: FR, (v. 1860; de in-1, et dent). Échancrure en forme de morsure. Les indentations d´un litoral rocheux. EN, (a) (in sth) a mark made by indenting: She made indentations in the clay with her fingers. (b) a space left at the beginning of a line of print or writing…)
[6] Cuántas veces no se ha dicho que Velazquez es retratista>. Pero al no añadir más, esa observación tan discreta oculta más bien que declara lo que en la obra de Velazquez, tomada en conjunto, hay de intento grandioso. No solo porque se puede ser retratista de muchas maneras y aquella afirmación silencia cual fue la peculiar única de Velazquez, sino porque nos presenta el arte velazquino del revés. Pues no se trata sencilla y tranquilamente de que Velazquez pintase retratos sino que va hacer del retrato principio radical de la pintura. Esto es ya cosa muy grave, audaz, peligrosa y problemática. Es hacer girar 180 grados el disco todo de la pintura. Tengase en cuenta que hasta el siglo 17 el retrato no era considerado como pintura propriamente tal. Era algo así como una para-pintura, algo secundario y adjetivo, de valor estético muy problemático, en cierto modo opuesto al arte. Porque el arte de pintar consistía en pintar la Belleza y por tanto en desindividualizar, irse del mundo. Un gran retratista no era considerado un gran pintor Ibid., pp. 36-37. Vale a pena ver nestas páginas (36-37) a explicação do autor que afirma que “dizer que a arte de Velazquez é realista (do Realismo) é a maneira mais enérgica de não dizer nada”. E continua: “Sin embargo, aún hay que atender otra cosa tal vez más decisiva. No basta, en efecto, con advertir todo lo que un pintor ha hecho, sino que esa totalidad de su producción nos revela qué es lo que no ha hecho, y esto, más que nada nos pone de manifiesto lo más intimo de su intención artística. Se trata, claro esta, de qué cosas, entre las que eran normales en la pintura de su época, se ha negado a hacer. Me sorprende en extremo que no hayan sido destacadas, como lo más característico de Velazquez sus omisiones. Si no subrayamos estas no podremos percibir lo que hay de supremo en su actitud ante el arte pictórico y le otorga una situación a parte entre todos los demás artistas anteriores al siglo 19”. Ibid., p. 41.
[7] “Hemos dicho, pues, muy poco de un hombre cuando hemos dicho que es pintor. Tenemos inmediatamente que preguntarnos: qué entendía ese hombre por ser pintor>. Con qué calificaciones precisas se determinaba a serlo> Y aún algo más simple y obvio tenemos que definir, a saber: en qué cantidad aceptaba dentro del ámbito de su vida ese oficio>…Que un individuo se resuelva a ser pintor y a serlo de tal preciso modo, depende pues, por un lado, de lo que sea su época, y en ella, el oficio de pintor; mas por otro, de lo que el sea como hombre. Es sencillamente inconcebible que los historiadores del arte ignoren todas estas cuestiones. Cuando han dicho que un hombre es pintor se quedan con su pintar y dejan al hombre… En el hecho de ser pintor desemboca la vida entera de un hombre y por tanto, la de toda su época. Y todo ello vive en cada pincelada y tiene que ser resucitado, visto en actividad, ejecutándose, funcionando. En suma, ver buen un cuadro es verlo haciéndose, en un perpetuo estarse haciendo, dotarlo de reviviscencia actualizándonos la biografía del autor. Solo así llegamos a la auténtica realidad del cuadro”. Ibid., p.62-63. Da página 66 a 69 várias perguntas são colocadas convergindo para a seguinte questão: “si em Velazquez la pintura cambia no solo de estilo, sino de sentido humano y se vuelve pintura para pintores, como entiende y toma su oficio> Como siente el su profesión> Como recibe el publico ese modo de ser pintor”> Ibid., pp 53-75.
[8] “De las cartas de algunos pp. de la compañía de Jesús (1634-1648) publicadas en el Memorial histórico español, Ver p. 79,82,83,84,87,90,91,97,107”; “De los avisos de Pellicer, publicados por Valladares en los tomos XXXI, XXXII y XXXIII de su Semanario erudito, Madrid, 1790, Ver p.114”; “De los avisos de Don Jerónimo de Barrionuevo (1654- 1658), publicados por Paz y Melia, cuatro tomos, Madrid, 1892-1893”, Ver p.117.119,120,123,124,127,134; “De la historia de Felipe IV por Matias de Novoa, publicada en la Colección de documentos inéditos para la Historia de Espana, tomos LXIX, LXXVII, LXXX y LXXXVI, Ver p. 137. Ibid., pp. 77-140.
[9] “La pintura española hasta el ultimo tercio del siglo 19, ha sólido ser miserable, de una pobreza y de una ruindad anímica pavorosas, de una torpeza técnica que llega al grado de insigne. Pregunto pues si para elaborar una historia del arte español que no sea una patochada y merezca la pena no convendría volver del revés la usada y partir de este doble hecho: que la pintura española ha sido normalmente pésima y que sin embargo, en España, han surgido unos cuantos pintores gigantescos (porque sin más excepción que Velazquez, nuestros grandes pintores tienen una dimensión absurda, torpe, burguesa, aldeana, filistea, antiartística o como se prefiera llamarla). No tiene sentido construir la historia del arte español como lo tiene en la historia del arte italiano describiendo su tranquila evolución” Ibid., pp. 148-152.
[10] “Nuestra meditación sobre Velazquez y la pintura española de su tiempo nos obligara a definir en una dimensión muy concreta ese carácter que la vida española tiene de cultura fronteriza y de finis térrea”. Ibid., p. 154.
[11] Hermenêutica aqui como a ciência e a arte de interpretar textos, princípio que consiste em precisar o sentido de uma palavra mediante o contexto que aparece, seja a unidade da frase ou a da página ou a de todo o livro. Ibid., p. 155.
[12] “No se puede entender a Velazquez si no se le contempla como la estricta contraposición a los entusiasmos de su tiempo. Es un error suponer que los grandes hombres son siempre representativos de su época, como no se entienda por ser representativo ser la contraposición de su época. La verdad es con máxima frecuencia lo inverso: el grande hombre es grande porque se opone a su tiempo… Velazquez, el modo de su oposición no tiene la apariencia de tal. Es simplemente comportase de otra manera. Si no pretendemos describir una a una estas corrientes pero si tomar una vista unitaria sobre ellas, creo que seria útil reunirlas bajo el nombre del formalismo”. Ibid., pp. 189-191.
[13] Este capítulo refere-se ao último trabalho de Ortega dedicado ao tema e publicado em 1954. Sintetiza e pormenoriza boa parte dos textos anteriores.
[14] Neste capítulo, Ortega oferece uma tabela cronológica para ser consultada durante a leitura de seus textos e sugere que: “quando dirigimos nossa curiosidade sobre um homem do passado, seja ele grande ou minúsculo, e queremos de verdade averiguar quem foi, a primeira coisa que necessitamos fazer é empurrá-lo e deixa-lo na água para submergir na corrente do tempo histórico” Ibid., p. 267(...) “En efecto no esta dado qué creencias e ideas tendrá ese hombre, qué cosas estimará o rechazará, que equipo de instrumentos y técnicas tendrá a su disposición, cuales serán sus ocupaciones, sus entusiasmos y sus sufrimientos. Para hacer ver hasta qué extremado punto es esto verdad, advirtamos que dado el cuerpo de un nombre, no está ni siquiera dado qué sufrimientos corporales tendrá con probabilidad que arrostrar. El repertorio de sus dolores depende del repertorio de analgésicos que en su tiempo existan. La realidad o consistencia del hombre le viene dada, pues, no por su cuerpo ni por su alma sino por su tiempo” Ibid., p. 268 (…) “porque no solo acontece que el individuo carezca por si de realidad y necesite que su tiempo se la proporcione, sino que “su tiempo” tampoco la tiene de suyo, antes bien la inmensa mayoría de sus usos, por tanto, de su consistencia humana, le viene de “otro tiempo” anterior y aún lo que puede considerar como nuevo y “suyo” ha surgido en vista de lo que hasta entonces se ha usado. De suerte que así como el hombre _ para ser hombre_ esta consignado a una época, esa época esta, a su vez, consignada a otras precedentes. No ha habido ninguna que empiece “desde el principio”” Ibid., p.269.
[15] “Hay que imaginar al hombre Goya. Digo “imaginar”. Hay que partir claro esta de los datos que sobre él poseemos, pero no hay que limitarse a ellos. Esos datos son sólo los puntos de referencia donde queda inscrita la figura imaginaria de Goya. Ya estoy oyendo que se dice: “Eso es fantasía!” Pues claro que lo es. Pues, y qué otra cosa va a ser> Qué idea se tiene de la ciencia> La ciencia es fantasía. Dígaseme qué otra cosa sino fantasía son el punto matemático, la línea, la superficie, el volumen. La ciencia matemática es pura fantasía, una fantasía exacta y es exacta precisamente por que es fantasía…esta bien que se califique despectivamente de “mera fantasía” la obra histórica en que, junto a los datos positivos, se agregan “datos” imaginarios, es decir, hechos concretos de que no hay documento. Eso es la novela histórica. Más cuando digo que es metódicamente ineludible imaginar al hombre Goya, no se trata de fantasear acontecimientos concretos de su vida, sino de precisarnos posibilidades. Un hombre es, ante todo, un sistema de posibilidades e imposibilidades. Y ese sistema es lo que el historiador está comprometido a precisarse”. Ibíd., p. 284.
[16] “Ante todo hay que tener a la vista la totalidad de la obra de un pintor. No una a una sus producciones. No es aún hora de definir el estilo y sus orígenes y sus cambios. Se trata de una cuestión muy simple pero decisiva: hacer el inventario de los temas que el artista ha pintado y, más todavía que esto, de los temas que no ha pintado”. Ibid., p. 286
[17] “Hoy sabemos que no solo la indicación general de que pintase cuadros de costumbres nacionales le llegaba a Goya desde arriba, sino incluso que le fueran sugeridos no pocos de los temas singulares. Cuando, excepcionalmente no es así, Goya tiene bien cuidado de hacer constar en el documento de entrega: “es de mi invención”. En el supuesto popularismo de Goya hay que restar las partidas siguientes: 1) desde comienzos del siglo 18 los pintores palatinos que eran extranjeros, tratan constantemente de asuntos populares; 2) Lo propio acontece por esos tiempos en toda Europa; 3) El “popularismo” es una de las grandes vetas de la pintura continental desde el ultimo tercio del siglo 16. En Italia comienza explosivamente con Caravaggio. Al choque de su influencia surgió nada menos que Velazquez. Pintar, pues, costumbres del pueblo no significa nada característico en 1775. Pero hay algo más fuerte; 4) Durante el siglo 18 se produce en España un fenómeno extrañísimo que no aparece en ningún otro país. El entusiasmo por lo popular, no ya en la pintura, sino en las formas de la vida cotidiana, arrebata a las clases superiores. Es decir, que a la curiosidad y filantrópica simpatía sustentadoras del popularismo en todas partes se añade en España una vehementisima corriente que debemos denominar “plebeysmo”…No había, pues escape. Aún que no se gustase de lo popular, su materia entraba a presión por los poros de toda la existencia. De aquí un fenómeno curioso. Envolviendo a todos esos bandos que las diversas eminencias del arte plebeyo suscitaban, España entera hallábase dividida en dos grandes partidos: de un lado la inmensa mayoría de la nación, sumergida en lo castizo, impregnada de él y su entusiasta; de otro, unos cuantos grupos de contingente numéricamente escaso, pero formados por los hombres de más calidad_algunos nobles, hombres de ciencia, gobernantes y adminitradores_, educados en las ideas y gustos franceses que dominaban Europa entera y para quienes las costumbres populares de España representaban una ignominia. El choque entre ambos máximos partidos fue duro y grave (…)Todo esto entra en su periodo de paroxismo precisamente en 1775, que es la fecha de arribada a Madri del joven aragonês. Qué de todo eso influye con alguna intensidad en la vida y la obra de Goya hasta las proximidades de 1790> En Madri, Goya encuentra ante sí aquellos hombres de la ilustración que se colocaban ante da vida con “ideas”. Goya les oye hablar. Inculto y de mente lenta, no entiende muy bien lo que oye, pero capta algo fundamental: que no hay que entregarse a lo espontáneo, ni propio ni colectivo, que hay que vivir una “idea”. Es el primer choque educativo de que Goya beneficia. Y tiene 40 años! Este imperativo de reflexión de recogimiento sobre si mismo significa para él como haber nacido de nuevo. Ve ante si un mundo que era el mismo en que ya vivía, pero que se ha transmutado en otro. Lo próximo a ser suspendida su espontaneidad habitual, se le hace distante y ajeno. Por lo mismo, Goya descubre entonces en derredor de si, lo español”. Ibid., pp. 279-309.
[18] “La hipótesis es pues esta: el contacto tardío de Goya con disciplinas de vida más elevadas producen en él efectos contrapuestos. Por un lado, disocia su persona, que queda escindida para siempre en un alma popular (no popularista) que era de nacimiento y juventud, y una confusa presencia de normas sublimes, un poco etéreas, que le arrancan de la espontaneidad nativa y le comprometen consigo mismo a vivir otra vida. Esta dualidad no logra nunca fundirse y Goya vivirá sin adaptación a ninguna de los dos mundos. En cambio, el choc vital que el cambio de contorno le causa tiene una virtud maravillosa: al desencajarle de las tradiciones, incluso de las pictóricas en que pervivia instalado, al proponerle rehusar lo primerizo, y retirarse a zonas más profundas y reflexivas de su ser, Goya liberta y como despabila su originalidad”. Ibid., pp. 310-311.
[19] “Las biografías de Goya, hasta entrado el siglo 20, salvo alguna excepción son un ejemplo de mitologia contemporanea y, a la vez, una prueba de que la facultad de engendrar mitos perdura con lozanía en la especie humana. Pienso que es preciso sacar la biografía y la figura misma de Goya de este ridículo atolladero en que ha estado siempre detenida. Cualquiera diría que no sabemos nada firme sobre Goya”. Ibid., pp. 313- 323.
[20] “En uma biografía solo importa lo que más o menos energicamente contribuye a conformar o informar la vida del personaje, y eso solo acontece con los hechos que dejan una huella en esa vida. Viceversa, cuando advertimos cierta huella en una vida podemos concluir de ella a su causa y reconstruir esta aunque nos falten datos directos sobre ella. Ahora bien, qué huella deja en los 53 años siguientes de la vida de Goya esta arribada forzosa a Madri motivada por cualquier aventura peligrosa en Zaragoza> La verdad es que ninguna”. Ibid., p. 325.
[21] “Una vida humana nos es nunca uma sarta de acontecimientos, de cosas que pasan, sino que tienen uma trajectoria com dinâmica tensión, como la que tiene un drama. Toda vida incluye un argumento. Y este argumento consiste en que algo en nosotros pugna por realizarse y choca con el contorno a fin de que éste le deje ser. Las vicisitudes que esto trae consigo constituyen una vida humana. Aquel algo es lo que cada cual nombra cuando dice a toda hora: Yo. Los hechos biográficos no son cosas que pasan, sino cosas-que-pasan-a-alguien. Si no se nos hace suficientemente claro como es ese alguien, el “hecho” que se nos comunica resulta ininteligible…La dificultad y, a su vez, la gracia de la biografía radican en que el biógrafo tiene que sustituir su punto de vista por el punto de vista del biografiado y conseguir que, en algún modo, le duelan a él las muelas de este. Para ello es menester que en cada una de sus paginas conste al lector previamente, en la forma más precisa que sea posible, el yo de su personaje. Porque, como he intentado decir, el yo es efectivamente lo previo en todo vivir, lo primero que es cuando es una vida” (…) “Las facciones o componentes de yo son muchas, tantas cuantos son los diferentes lados de la vida. Porque la vida es constitutivamente multilateral y no consiente ser reducida a unidad. Otra buena porción de un yo procede del contorno social en que el hombre ha nacido y en que transcurre su existencia. Son los rasgos nacionales del yo y dentro de la nación, del grupo social y de la época en que la persona vive más próximamente sumergida”. Ibid., pp. 327-333.
[22] “No conocemos bien las vidas de los otros pintores españoles contemporáneos a Goya pero es improbable que ningún se diese una vocación tan decidida y total, tan coextensiva con toda su persona. Cabria decir que Goya no tenia esta vocación, sino que la vocación le tenia a él, le poseía por completo”. Ibid., p. 335. Estamos intentando fijar en la medida posible la significación de la palabra “Goya” pero el verdadero y más autentico significado desta palabra es el que tenia para el propio Goya. La biografía, tratada a si, pierde su agradable y fluida apariencia de narración y, a pesar de que en e fondo sigue siéndolo, toma un aspecto analítico bastante complicado, convirtiéndose en el algebra de una vida humana. Por otra parte, al hacerse difícil una biografía se parece un poco más a la vida”. Ibid., p. 336.
[23] “No me cabe comodamente en la cabeza que quien hable de Goya no se sienta obligado a abrir partida doble, porque en él los errores, fallos y deficiencias no son menos consustanciales a su ser artistico que en sus mayores perfecciónes. Más aún: la torpeza de Goya, pintor de oficio, es un componente inseparable de la gracia de Goya, pintor de genio. Goya es un ejemplo extremo de la situación humana que denominamos el “hombre creador”. Recurrimos al termino “creación” cuando vemos que un hombre produce formas de vida que son nuevas, en arte, en pensamiento, en conducta o en cualquier otra orden de la humana existencia”, Ibid., pp. 337-345.
[24] Ibid., pp. 347-356.

sábado, 27 de outubro de 2007

Tuhami e Crapanzano


Vincent Crapanzano, Tuhami – Portrait of a Moroccan, Chicago: University of Chicago Press, 1980.

História de vida e etnografia. São esses os dois temas abordados por Crapanzano em seu retrato de Tuhami, um marroquino que trabalha na fabricação de tijolos, mora num pequeno cômodo próximo à olaria, é casado com um demônio/mulher (she-demon/ um demônio feminino?), com patas de camelo, chamada ‘A’isha Qandisha, com quem Tuhami mantém uma relação de submissão. Seu dia-a-dia consiste em romarias a santuários, nos quais ele – assim como outros romeiros, muçulmanos – costumam dormir, para sonhar – os sonhos são mensagens enviadas pelos santos que vivem nos seus túmulos.
O livro é a história de vida de Tuhami contada a partir de seu encontro com Crapanzano. O antropólogo foi para o Marrocos, na década de 1960, por conta de seu interesse por ‘A’isha Qandisha já que já havia estudado a Hamadsha, uma irmandade especializada em rituais de cura (baseados no transe e na auto-flagelação) para pessoas que tenham sido atacadas/possuídas por ela. Esse não é o caso de Tuhami: ele é um conhecedor da Hamadsha, mas não é membro dela; ele não é possuído pela, mas casado com ‘A’isha Qandisha. Por essa condição de outsider, Crapanzano se interessou por Tuhami.
Organização do livro
Descrito como um experimento, o livro está dividido em sete partes: uma introdução, um epílogo e cinco capítulos. Os capítulos um, três e cinco são compostos basicamente pelos diálogos das entrevistas feitas pelo antropólogo: suas perguntas e as respostas de Tuhami, repletas de sonhos e histórias que parecem contos de fadas narrados na forma de recitações/declamações.
No capítulo dois, Crapanzano analisa aquilo que seria a estrutura/armação (“framework”) da cultura marroquina: suas relações sociais, o significado da romaria, a relação entre humanos, santos e demônios e o “uso individual de símbolos culturais e rituais” (pág. xii). O capítulo quatro discute pesquisa de campo, a colaboração de um assistente de pesquisa e o encontro etnográfico com Tuhami. As principais referências teóricas são Sartre – principalmente uma biografia sobre Jean Genet intitulada “Saint Genet: Actor and Martir” (1964) -, Freud, Lacan e Simmel.
A abordagem de Crapanzano é fortemente psicanalítica. O autor propõe entender, a partir do que Tuhami lhe conta, como ele articula, através de símbolos, o seu mundo, e se situa nele: “I look at the way in which Tuhami makes use of the particular idiom at his disposal to articulate his own experience, including his personal history within our negotiations of reality. With less perspective perhaps, certainly with greater resistance, I look at the use I make of my own idiom within our negotiations”. (pág. xi e xii).
Negociação. O encontro etnográfico seria um processo de negociação e sua dinâmica precisa ser considerada/explicitada para que o texto etnográfico não resulte numa pintura estática e homogênea da “cultura de um povo” ou mesmo da história de uma pessoa.
Imaginação e realidade
Uma das questões negociadas entre Crapanzano e Tuhami é a própria noção de realidade e sua relação com a imaginação. O que fazer quando uma pessoa afirma ser casada com um demônio? Quando ela conversa com santos? Descreve suas alucinações e visões? Conta uma história fantástica sobre ter sido adotada por um pachá e ter vivido entre as mulheres de seu harém? Repete as mesmas histórias, sem que nenhuma versão seja igual a outra?
A história de vida de Tuhami foi escrita, por Crapanzano, a partir do que ele lhe contou. É por esse caminho – da ênfase naquilo que Tuhami lhe conta e não do que outros lhe contam sobre Tuhami – que o antropólogo aproxima a história de vida da autobiografia – trata-se de uma narração, uma perfomação passível de invenção. São histórias e mais histórias repetidas por Tuhami, numa temporalidade mítica, e que resistem à uma integração, à construção de um fio condutor. E essa dimensão inventiva é uma das mais evidentes em Tuhami: trata-se de um contador de histórias. São muitas as passagens em que Crapanzano afirma não saber se a história contada por Tuhami é real ou imaginada, se se trata de uma fantasia, um sonho ou de algo que “realmente” aconteceu. Durante as entrevistas, é comum Crapanzano perguntar por uma informação (um fato, uma pessoa do passado, num esforço de conferir uma certa congruência ao seu relato, buscando estabelecer uma cronologia para os acontecimentos) e Tuhami responder contando uma história ou um sonho. Além das versões completamente diferentes sobre um mesmo acontecimento, personagens que mudam de nome, ou que não se sabe se é um homem, uma mulher, um santo, um demônio...
Crapanzano discute, então, a necessidade de se considerar o modo como Tuhami estrutura/constrói sua narrativa, tanto no que diz respeito à sua armação interna quanto em relação ao encontro etnográfico, à situação posta pela entrevista. Essas duas dimensões precisam, ainda, ser consideradas em relação aos diferentes idiomas culturais de ambos – embora Crapanzano, nesse caso, enfatize mais a cultura marroquina. Afirma o autor: “The subject of Tuhami’s tale is ontologically different from the subject of those tales with which we in the West are familiar. Generic differences are not simply formal differences. They are cultural constructs and reflect those fundamental assumptions about the nature of reality, including the nature of the person and the nature of language, that are considered, if they are considered at all, self-evident by the members of any particular cultural tradition. The recognition of such differences, of the possibility of another more or less successful way of constituting reality, is always threatening; it may produce a sort of epistemological vertigo and demand a position of extreme cultural relativism (…). Wittingly or unwittingly, however, the anthropologist or his reader often causes the differences to disappear in the act of translation. Such translation may render bizarre, exotic or downright irrational what would have been ordinary in its own context. The ethnography comes to represent a sort of allegorical anti-world, similar to the anti-worlds of the insane and the child”. (pág. 08)
Diante disso, ao longo do livro, Crapanzano faz algumas advertências. Primeiro. Para se entender as narrativas de Tuhami, é necessário entender o estatuto que a palavra possui na cultura marroquina, marcada pela competição, e por relações de dominação e dependência (já que se trata, é bom lembrar, de uma sociedade pós-colonial): aquele que é tido como o pólo dominante, numa relação, é aquele que detém a palavra.
Além desse, um outro ponto. Os ocidentais tendem a contrapor imaginário e realidade, colocando essa última sob a rubrica da verdade: realidade e verdade seriam uma coisa só. Assim, Crapanzano assume, que, em boa parte das entrevistas, insistia para que Tuhami falasse sobre sua relação com seus pais, irmãos, avós, sobre sua relação com as mulheres, sobre seus patrões, pressupondo que eles fossem mais “reais” do que os santos, espíritos e demônios que também faziam parte das relações e da vida de Tuhami. Mas, para Tuhami (e para a cultura marroquina), não existe essa distinção. Nas histórias de Tuhami, tanto os santos e demônios quanto as pessoas (seres humanos) possuem o mesmo estatuto: são reais. E tanto uns quanto outros podem ser metafóricos e simbólicos. O interessante é que Crapanzano percebe isso somente no final, quando Tuhami, em suas recitações, começa a destacar acontecimentos envolvendo pessoas reais em situações que evocam, metaforicamente, aquilo que já havia sido contado anteriormente, em histórias cujos personagens eram fantásticos ou mágicos: num esforço para um entendimento comum, Tuhami começa a falar o idioma de Crapanzano.
Metáfora. Crapanzano analisa como os desejos (verdadeiros) de Tuhami expressam-se nas suas narrativas irreais (inventadas, fantásticas). Depois de perder a família e se ver completamente sozinho no mundo, são várias as histórias/versões de uma mesma história contadas por Tuhami nas quais ele é sempre salvo por alguém. Desejaria ele ser salvo por Crapanzano? Esse desejo, essa esperança vêm à tona na medida em que Crapanzano é o seu interlocutor, na situação posta pela entrevista e que – como Crapanzano enfatiza ao longo do livro – precisa sempre ser levada em consideração. Diz ele: “There was always something captivating about Tuhami’s discourse. It was as though he wanted to entrap me, to enslave me through the power of the word in a intricate web of fantasy and reality – to reverse, if you will, the colonial relationship that I as a foreigner, a nasrani, must have suggested to him. There was something seductive in his discourse, too. He did not in fact want me or anyone else. (…) What he wanted, I have come to believe, was rather the imaginary fulfillment of an emptiness, a lack, a manqué-à- être, to use Jacques Lacan (1966) phrase, that he suffered. I became, I imagine, an articulatory pivot about which he could spin out his fantasies in order to created himself as he desired. I was created to create him, to fill metaphorically the emptiness that his desire, in its perversity, desired. Tuhami wanted fulfillment through the metaphor without denying the essencially irreal quality of the metaphor. Anything more concrete would have been too dangerously real”. (pág.140)
História de vida e autobiografia
Logo na introdução, Crapanzano faz uma distinção entre o que ele chama de case history e biografia, de um lado; e história de vida e autobiografia, de outro. Os dois primeiros teriam em comum o fato de apresentarem a história de um determinado sujeito a partir de uma perspectiva externa, um olhar de quem está de fora, e que permitiria ao narrador o “luxo da objetividade” ao analisar e avaliar a vida de um determinado sujeito.
Por sua vez, a história de vida (assim como a autobiografia), apresentariam um sujeito a partir da sua própria perspectiva. A história de vida se distingue, ainda, da autobiografia, por se tratar de uma espécie de resposta imediata a uma demanda posta por um Outro e que carrega nela mesma certas expectativas em relação a esse Outro que o/a interpela.
Mas tanto a história de vida quanto a autobiografia, adverte Crapanzano, consistem numa auto-invenção (self-creation) que é feita, como já foi dito, pelo desejo de ser reconhecido pelo Outro (para o qual se está narrando). Como na pose para o retrato: o retratado não deixa, de certo modo, de encenar para o retratista. Diz Crapanzano: “Tuhami’s evocative play with his own personal history, with his life, may be seen as an extreme example of his attitude toward truth. His several confusing versions of what followed the death of his father, for example, are attempts, I believe, to establish, evocatively, through me, his interlocutor, his own identity, even his worth. Tuhami is in many respects the contemporary Morrocan in extremis. He is both unique and a stereotype”. (pág. 81)
Tuhami inventa mas existem limites postos à sua imaginação e à construção que ele mesmo faz de sua singularidade: limites postos pelo seu próprio idioma cultural. “His tales carries implicity, if not explicity, the Moroccan values, interpretional vectors, patterns of association, ontological presuppositions, spatiotemporal orientations, and etimological horizons that are embedded in his idiom (…) It reflects, for example, the traditional Moroccan social hierarchy, patterns of authority, and attitudes toward paternal and maternal figures, men and women, sexual relations, siblings, and masters and servants. In the permitted ‘blend’ of the imaginary and the real, in the infusion of desire into reality, it reflects conventional and generic constraints” (pág.07). Crapanzano parte da cultura marroquina para entender a narrativa de Tuhami - e não o contrário.
Etnografia
A história de vida como o resultado de um encontro etnográfico, de um encontro entre duas pessoas: o antropólogo interfere na vida que ele está biografando (e vice-versa), e o faz porque cria uma proximidade, uma relação afetiva com o biografado. Várias vezes Crapanzano fala da amizade entre ele e Tuhami.
Com a partida do campo se aproximando, Crapanzano começa a se preocupar com o futuro de Tuhami que, para ele, pertence a Alá: o destino está escrito. Tuhami, assim como outros marroquinos, tendem a atribuir os acontecimentos de sua vida à interferência dos santos e demônios, a uma dimensão transcendental que, segundo Crapanzano, transfere a responsabilidade para um Outro, livrando-o de qualquer sentimento de culpa ou de fracasso. Crapanzano descreve um incômodo em relação à essa inexorabilidade do destino e à postura resignada que Tuhami apresenta, por isso, em relação ao seu passado e seu futuro.
Tuhami se mostra bastante solitário, não tem família e quer se casar. Mas não consegue, porque não tem dinheiro suficiente para o dote da noiva ou para a festa de casamento. Racionaliza ainda, essa condição, atribuindo-a a uma interferência de Aisha Qandisha. Segundo Crapanzano, Tuhami constrói, nas suas recitações, uma “filosofia da resignação”. Crapanzano incomoda-se com ela e diz que aí existe um limite para o seu relativismo. Antes de ir embora, Crapanzano resolve aconselhá-lo.
A relação entre “antropólogo” e “informante”: trata-se do encontro entre duas pessoas, que criaram laços de amizade e afetividade entre si. Crapanzano propõe entender como Tuhami articula, nas suas narrativas, a sua experiência no mundo. Crapanzano quer entender o modo como Tuhami articula, na sua fala, sua própria experiência, como ele auto-reflete sobre sua vida. Uma dessas articulações/reflexões feitas por Tuhami é justamente a idéia do destino traçado, posto, escrito. Crapanzano não reluta em dizer que se incomoda com ela e faz questão de dizer isso a Tuhami. A resposta de Tuhami: mais uma história/metáfora para sua resignação.

Franceses discutem se cabeça maori é parte do corpo ou arte - 27/10/2007 - UOL Mídia Global

27/10/2007
Franceses discutem se cabeça maori é parte do corpo ou arte

Elaine Sciolino
Em Paris

Desde 1875, a cabeça mumificada e tatuada de um guerreiro maori faz parte da coleção permanente do Museu de História Natural de Rouen, na Normandia.

No entanto, quando o prefeito de Rouen tentou recentemente devolvê-la para a Nova Zelândia, como ato de "reparação" pelo tráfico de restos humanos da era colonial, o Ministério da Cultura interferiu para impedi-lo.

O ministério alega que a cabeça é um trabalho de arte pertencente à França e que sua devolução poderia gerar um precedente infeliz para uma gama enorme de coleções de museus nacionais -desde múmias egípcias no Louvre até tesouros asiáticos no Museu Guimet e artefatos africanos e oceânicos no Museu de Quai Branly.


Guerreiros maori fazem apresentação de uma tradicional dança de guerra em Valencia

"O prefeito de Rouen tomou uma decisão sem consultar ninguém, e sua decisão vai contra a lei", disse Olivier Hernard, assessor jurídico do Ministério da Cultura, na quinta-feira (25/10), referindo-se a uma lei de 2002 que afirma que obras de arte são "inalienáveis".

"Há outras cabeças maori, há múmias, há relíquias religiosas na França", disse ele. "Se não respeitarmos a lei hoje, amanhã outros museus ou autoridades podem decidir devolvê-las também."

As autoridades em Rouen insistem que a cabeça maori é uma parte do corpo, não uma obra de arte, e que, de acordo com a lei de bioética da França, deve ser devolvida ao seu local de origem.

"Esse objeto reflete o tráfico bárbaro de partes do corpo e a crença de que outra raça é inferior a nossa", disse Catherine Morin-Desailly, vice-prefeita de Rouen para cultura e senadora, que propôs a devolução da cabeça. "Pertence à herança da humanidade e não deve ficar armazenada em algum museu."

Os maoris tradicionalmente preservavam as cabeças tatuadas de guerreiros mortos em batalha para manter sua memória viva. O comércio de partes do corpo prosperou no século 19, na medida em que o contato com estrangeiros aumentou. Os europeus colecionavam restos maori. Os guerreiros tatuados maori corriam perigo de serem mortos para que suas cabeças fossem vendidas. Alguns escravos maori foram tatuados à força, depois decapitados.

Desde 1992, o museu nacional da Nova Zelândia Te Papa Tongarewa, em Wellington, fez pedidos para que os restos maori fossem devolvidos do mundo todo, como parte de um projeto para restaurar a dignidade dos mortos. O museu tentaria identificar e doar os restos às tribos para permitir enterros adequados.

Mais de duas dúzias de instituições responderam, mas a iniciativa de Rouen seria a primeira da França.

No mês passado, o Museu Field de história natural em Chicago devolveu uma cabeça maori e outros ossos para a Nova Zelândia. O Museu Americano de História Natural em Nova York tem mais de 30 cabeças maori.

Há poucos dias, Christine Albanel, ministra da cultura, conseguiu uma ordem judicial para deter o processo de devolução da cabeça tatuada. Pedindo um processo para garantir a integridade da herança nacional, ela advertiu que pode haver "fortes repercussões" para as outras coleções da França.

Ela também criou um plano tipicamente francês que certamente adiaria qualquer decisão: um debate acadêmico no próximo ano, organizado pelo Museu de Quai Branly e um estudo dos "problemas éticos especiais" de restos humanos em museus públicos.

Stephane Martin, diretor do Quai Branly, concordou com o ministério que a cabeça deveria ficar na França.

"Do meu ponto de vista, são artefatos culturais que tinham uma função na sociedade", disse ele. "Enviá-los de volta para a Nova Zelândia e destruí-los enterrando-os é uma forma de apagar uma página da história."

Martin recusou o pedido da Nova Zelândia para que o Museu de Quai Branly enviasse de volta as quatro cabeças maori de sua coleção. "Estão guardadas em uma área muito especial, e absolutamente não serão colocadas para exibição pública", disse ele. O acesso é restrito a alguns especialistas, disse ele, acrescentando que não sabia o valor das cabeças.

A questão da cabeça maori de Rouen surgiu no início do ano, quando o museu reabriu após uma reforma de 10 anos. A cabeça faz parte da coleção do museu desde 1875, mas não houve registro de sua proveniência nem está listada no inventário oficial.

Os funcionários decidiram não exibir a cabeça e concluíram que sua mera posse não preenchia o espírito do novo museu. Como o museu é da cidade, o prefeito acreditou que tinha autoridade para devolver a cabeça. O museu emitiu um desenho da cabeça, mas proibiu que se tirassem fotografias.

"Este é um gesto ético, baseado no respeito às culturas mundiais e na dignidade que todo ser humano merece", disse o prefeito Pierre Albertini, advogado e membro do parlamento, em seu blog na semana passada.

Na terça-feira, uma delegação de autoridades da Nova Zelândia, incluindo um chefe tribal maori, visitou Rouen para uma cerimônia simbólica de transferência. Albertini e a embaixadora da Nova Zelândia na França, Sarah Dennis, assinaram um documento concordando com a devolução -se o governo francês aprovar.

"Nós, na Nova Zelândia temos uma política antiga de repatriar restos humanos maori sempre que possível", disse Dennis. "Respondemos ao gesto muito respeitoso e delicado de Rouen com apreço".

Morin-Desailly, a vice-prefeita, cita um precedente importante na França em relação ao retorno de restos humanos: os de Saartjie Baartman, a "Vênus Hottentot", como foi pejorativamente rotulada em seu tempo. Uma escrava de fazenda nascida em 1789, foi vendida a um cirurgião da marinha britânica e apresentada ao público em Londres e depois em Paris como aberração, por causa de suas nádegas e genitália exageradas.

Depois que morreu, seus restos foram exibidos no extinto Museu do Homem até 1976, e depois guardados. Em 2002, após anos resistindo, a França enviou seus restos para sua casa na África do Sul.

Tradução: Deborah Weinberg

Visite o site do The New York Times

quinta-feira, 25 de outubro de 2007

Esboçando um campo de discussões

Esboçando um campo de discussões





"Fiel à concepção de história-problema da Escola dos Anais, minha primeira dificuldade consistiu em definir uma problemática que me permitisse apreender o indivíduo São Luis em interação com a sociedade do século XIII, evitando o que o sociólogo Pierre Bourdieu chamou de a "ilusão biográfica", que pretende que se considere a vida de um grande homem como alguém com um destino já traçado, excluindo as eventualidades da vida. Eu, ao contrário, limitei-me a mostrar as hesitações, as decisões e os momentos cruciais da vida de São Luís, a partir da sua infância de rei. Porque se o homem constrói sua vida, ele também é construído por ela. Foram as fontes, na verdade, que representaram as principais dificuldades de meu trabalho de historiador, e isso por causa de sua própria natureza. De fato, uma grande parte dos documentos disponíveis sobre São Luís são de caráter hagiográfico ou normativo. Através de São Luís pinta-se mais o retrato do rei que ele deveria ter sido do que o que foi realmente, como em Les Miroirs des Princes, textos que nos informam mais sobre a concepção do soberano ideal do que sobre a verdadeira personalidade dos reis. As qualidades e os fatos atribuídos a São Luis - freqüentar os pobres e os leprosos, oferecer numerosas esmolas, etc. - são assim atribuídos a outros reis. No entanto, eu tive algumas vezes a impressão de cair em detalhes suficientemente concretos de sua vida cotidiana para dizer: é ele finalmente. Mas mesmo aí eu tive surpresas desagradáveis... E foi então que eu me fiz, de forma provocante, a seguinte pergunta: Será que São Luis existiu? É claro que não se trata de dizer que São Luís teria sido apenas fruto das fantasias da história e dos historiadores, mas de se perguntar se seria possível encontrar o verdadeiro São Luis".





Apresentação


No último capítulo de O Pensamento Selvagem, diz Lévi-Strauss que a história biográfica e anedótica é a menos explicativa, mas é a mais rica sob o ponto de vista da informação, já que ela considera os indivíduos na sua particularidade e que detalha, para cada um deles, os matizes do caráter, as sinuosidades de seus motivos, as fases de suas deliberações.Apesar dos impasses, entre ganhar informação e perder em compreensão, ou inversamente, conforme o nível em que, no caso, o historiador se coloca.
No mesmo livro, quando o autor refere-se ao lugar do nome e que estaria abaixo na ordem da classificação e acima, no da identificação, a razão da diferença não é afirmada pela sua natureza lingüística, mas na maneira pela qual cada cultura recorta o real e nos limites variáveis que marcam, em função dos problemas que apresenta, os limites para o empreendimento classificatório.
Lembremos que Lévi-Strauss (que, aliás, escrevera sobre autobiografias indígenas, sobre o método e os resultados de Sun Chief, na década de 40 e foi quem prefaciou o Soleil Hopi , de Don Talayesva, aos leitores franceses em 1959) já aproximou a história da etnografia, no que teriam em comum a descrição da particularidade.
Há um nexo bem conhecido entre a história e a biografia e, particularmente, o reconhecimento da importância (contestada e afirmada) da narrativa, do acontecimento e da singularidade na historiografia.O que torna mais ainda apropriado o que diz Le Goff na epígrafe citada acima. Particularmente, pela que ela nos sugere das tensões entre Antropologia, e Ciências Sociais, com a perspectiva biográfica.
Para muitas reflexões recentes a perspectiva biográfica não precisa, necessariamente, explicar-se pelo individualismo. Aliás, na maioria das vezes o que a leitura de muitas biografias revela são redes, contextos, relações. Nem se fundamenta a perspectiva biográfica em uma só maneira de conceber a história, a de uma história linear da vida, ou com sentido para a vida. Há também cortes e temporalidades diversas; há trajetos em posições no campo social, há escolhas desordenadas e percursos imprevisíveis. Diríamos mesmo que um certo estilo biográfico pode inclusive ser praticado para criar indivíduos. O que só pode ser revelado por uma análise dos estilos biográficos.
Assim, sugerimos a leitura crítica de biografias para constituir o campo de questões de uma perspectiva biográfica, que enfrente a complexidade e as dificuldades das relações entre temporalidades distintas, narrativas, memória, história, oralidade e escritura, escrita e alteridade. Também, tendo em vista muitos dos impasses no que se refere aos conceitos e análise de totalidades (sociedade, cultura, estrutura social, comunidade, pessoa) e as exigências de tradução do que seriam as (ou , as suas) partes, sugerimos aproximar algumas discussões sobre diferença e rosto. Isto é, a perspectiva biográfica e o rosto como especificações ou inflexões significativas, ao social ou etnográfico, ao corpo.

Em termos mais gerais é este o convite para a discussão, abrindo-se , inclusive, para reflexões que testem os efeitos de autobiografias, biografias, trajetórias, narrativas de vida na relação entre etnografia, história e linguagem.

JSTOR: American Anthropologist: New Series, Vol. 86, No. 4, p. 953

JSTOR: American Anthropologist: New Series, Vol. 86, No. 4, p. 953

Vincent Crapanzano : Life-Histories

JSTOR: American Ethnologist: Vol. 7, No. 2, p. 223

JSTOR: American Ethnologist: Vol. 7, No. 2, p. 223

Apontamentos sobre a Construção do Gênero Biográfico em: “The Person and The Myth: Maurice Lenhardt in a Melanesian World”, de James Clifford.

A biografia de Maurice Lenhardt escrita por James Clifford é extremamente cuidadosa. Concebida de forma a aplacar toda a vida do antropólogo francês, ela não obedece unicamente a um eixo cronológico. Na verdade, Clifford não desconsidera a importância da cronologia, mas ela aparece mais como uma conseqüência do que como propósito central de sua abordagem.
O eixo estruturador da narrativa biográfica de Clifford respeita as temáticas e os embates da vida de Maurice Lenhardt, no que se refere grande conversão da vocação missionária para a antropológica. No entanto, esse processo não é tão simples e podemos afirmar que o mote maior do livro consiste em acentuar todas as nuances da construção do self biografado. Nesse sentido, Clifford afirma que seu maior intuito foi aplicar a teoria de Lenhardt sobre a pessoa melanésia para o próprio autor biografado.
Se retomarmos a teoria de Lenhardt sobre a pessoa melanésia, entenderemos que a noçõ de pessoa é algo misto entre a noção de indivíduo — muito comum nas sociedades ocidentais, regidas por uma lógica antropomórfica, em que as participações e/ou atuações sociais são regidas por uma racionalidade intrínseca — e a noção de personagem — típica de sociedades “arcaicas”, em que não há a concepção do eu como algo separado do ambiente vivo que o cerca. Nessas sociedades, consideradas cosmomórficas, as participações e/ou atuações sociais são orientadas pelo mito (cf. Clifford, 1997: 174/175).
De acordo com a teoria de Lenhardt, a pessoa melanésia sabe se diferenciar em parte do ambiente social do qual faz parte, mas ainda possui uma forte conexão com ele, que nunca é negada, operando simultaneamente com uma lógica racional e com o pensamento mítico. Da mesma form Clifford constrói a figura de Maurice Lenhardt: ele é ao mesmo tempo moldado pelos ambientes protestante e francês, pagão e canaque e carrega consigo todas as ambivalências e contradições de duas experiências tão singulares e tão intrincadas, o que pode ser visto na própria construção de suas identidades sociais, quer como o missionário em campo, que lê teoria antropológica e faz concessões religiosas, quer como o professor canaque, que ensina Religiões de Povos não Civilizados na Ecole des Hautes Études em Paris e nunca abandona sua preocupação missionária e seu compromisso com a colonização da Oceania.
Para a elaboração desse trabalho, James Clifford contou com o apoio dos filhos de Lenhardt, especialmente Raymond, que concedeu o acesso a textos não publicados de Maurice Lenhardt, cartas pessoais (que ele trocava sobretudo com o pai, com a esposa e com os amigos mais íntimos), notas de leitura do antropólogo e diversas matérias de jornal. Além disso, o autor também pode contar com a ajude de Roselène Dousset-Leenhardt que escreveu um pequeno texto autobiográfico, no qual procurava “retratar” o pai, Maurice, e toda a sua família nos anos 1920. Por fim, Clifford também contou com Mme Hilda Danon, que escreveu um estudo filosófico sobre Lenhardt.

terça-feira, 23 de outubro de 2007

Os filhos de Sánchez de Oscar Lewis. Lisboa: Moraes Editores, 1970, tradução de Maria Cardoso.

Sobre o autor:

  • Nasceu em 1914 na cidade de Nova Iorque. Historiador e doutor em Antropologia pela Universidade de Columbia é, talvez, conhecido como um dos primeiros autores de referência no estudo da cultura da pobreza. Foi representante de campo dos EUA no Instituto Indiano Nacional na América Latina (1943-44) e membro da Guggenheim. Dedicou-se, nos últimos 20 anos, ao estudo de outras culturas: índios pés negros do Canadá, as quintas do Texas, plantação de açúcar em Cuba, aldeia no México e na Índia. A partir de 1943, ano de sua primeira visita ao México, a população rural e urbana deste país passou a ser seu principal objeto de estudo.

O livro é dividido em:

  • Agradecimentos
  • Introdução
  • Genealogia
  • Prólogo (prefácio): Jesus Sánchez
  • Parte I: Manuel, Roberto, Consuelo e Marta (narram suas vidas até os 15 anos. Manuel, Roberto e Consuelo iniciam a narração a partir do mesmo fato: a morte da mãe. Marta, que tinha 2 anos quando a mãe morreu, inicia sua narração contando o quanto irritou suas madrastas)
  • Parte II: Manuel, Roberto, Consuelo e Marta
  • Parte III: Manuel, Roberto, Consuelo e Marta
  • Epílogo (conclusão): Jesus Sánchez
  • Nota sobre o autor

  • Introdução:

Lewis apresenta rapidamente a família Sanchez:

Família pobre da Cidade do México, o pai, Jesus, de 50 anos, e seus quatro filhos: Manuel, 32 anos, Roberto, 29, Consuelo, 27, e Marta, 25. E anuncia seu objetivo:

“O meu objetivo é dar ao leitor uma visão clara da vida em família e do que significa crescer em uma casa de uma só divisão num bairro pobre no centro de uma grande cidade da América Latina, que está a sofrer um processo de transformação social e econômica.” (p. 11)

  • Explica qual foi seu método:

Fornecer ao leitor uma perspectiva mais profunda sobre a vida de uma família, recorrendo a uma nova técnica pela qual cada um dos membros da família conta a história da sua própria vida por meio de suas palavras.

  • E o justifica:

“Este método dá-nos uma visão cumulativa, multifacetada, panorâmica de cada individuo, da família como um todo, e de muitos aspectos da vida da classe baixa mexicana. As versões independentes dos mesmos incidentes dadas pelos vários membros da família permitem-nos ajuizar da fidelidade e validade de muitos dos dados e pôr assim de lado a subjetividade inerente a uma autobiografia única. Ao mesmo tempo, revela a discrepância ao nível da evocação dos acontecimentos, feita por cada um dos membros da família.”

  • Portanto, o método de autobiografias mútuas:

Tende a reduzir a subjetividade do investigador porque os elementos não são filtrados pela mentalidade de quem as está fazendo, neste caso, um norte-americano de classe média, já que quem fala são os indivíduos.

  • Sobre o gravador:

“O gravador utilizado para registro das historias neste livro permitiu o advento de um novo tipo de literatura de realismo social. Graças ao gravador, pessoas inexperientes, incultas, e até mesmo analfabetas, podem falar de si e contar as suas observações e experiências de uma maneira desinibida, espontânea e natural. As historias de Manuel, Roberto, Consuelo e Marta são de uma simplicidade, sinceridade e clareza que caracterizam a palavra falada, a literatura oral em contraste dom a literatura escrita. Apesar da sua falta de treino, estes jovens exprimem-se de uma maneira notável, particularmente Consuelo que por vezes atinge uma dimensão poética. Embora dominados pelos seus problemas não resolvidos e pelas suas confusões conseguiram transmitir suficientemente de si próprios e darem-nos uma visão da sua vida, fazendo-nos tomar consciência das suas potencialidades e talentos perdidos,” (p. 12)

  • Local onde se passam as histórias:

Vecindad da Casa Grande: habitação ampla com um só andar, no centro da Cidade do México. Esta é uma das centenas de vecindades que o autor conheceu em 1951, quando fez um estudo sobre a urbanização dos camponeses que vieram se instalar na Cidade do México, oriundos da Aldeia Azteca.

  • Como encontrou a família Sanchez:

Em outubro de 1956, durante um estudo sobre a Casa Grande, contatou Jesus Sánchez. Esta família fazia parte da amostragem ao acaso de 71 famílias escolhidas para este estudo na Casa Grande (p.16). Rapidamente fala de Jesus:

“Jesus vivia naquela casa há mais de vinte anos e, embora os filhos se tivessem deslocado frequentemente durante esses anos, o apartamento de uma só divisão na Casa Grande era o ponto nuclear de estabilidade das suas vidas. Lenore, a mãe e primeira esposa de Jesus, tinha morrido em 1936, poucos anos antes de terem mudado para a Casa Grande. A irmã mais velha de Lenore, Guadalupe, de 60 anos, vivia na pequena vecindad de Panaderos na rua dos Padeiros, a uns quarteirões de distancia. A tia Guadalupe era para cada um dos filhos a segunda mãe; visitavam-na frequentemente e a sua casa era para eles um refugio sempre que necessitavam. O campo de ação da historia das suas vidas situava-se assim entre a Casa Grande e a vecindad de Panaderos.” (. 13)

  • Vecindades

Da pagina 13 à 16 apresenta uma descrição detalhada das vecindades da Casa Grande e da Panaderos, comparando-as. Apresenta porcentagem de bens de consumo duráveis, renda per capita, valores de aluguéis, grau de instrução, porcentagem de uniões livres, laços de sangue, casamento e compadrazgo (relação de caráter ritual entre pais, padrinhos e afilhados).

p. 16: Último parágrafo: situa a Família Sánchez sob o ponto de vista de rendimento

p. 17: Conta como foi seu primeiro contato com a Família Sánchez

“Fui apresentado...”

  • Primeira pergunta que fez à família: As pessoas vivem melhor no campo ou na cidade?

Depois de outras perguntas desse gênero, começou com seu questionário: sexo, idade, local de nascimento, educação, ocupação, vida profissional de cada membro da família

Ao fim dessas perguntas, chegou bruscamente Jesus Sánchez. Descreve-o rapidamente e conta qual foi sua resposta sobre a pergunta “as pessoas vivem melhor no campo ou na cidade?”

  • Por que a história da Família Sánchez

Após alguns meses de trabalho com outras amostras de agregados familiares da vecindad, Lewis notou, por meio de 4 entrevistas com a família Sánchez, que esta única família ilustrava muitos dos problemas sociais e psicológicos da vida da classe baixa mexicana. Foi assim que decidiu empreender um estudo mais em profundidade: começou com Consuelo, depois Roberto e Marta. Esses contaram suas historias, que eram gravadas com seus consentimentos e autorizações. Quando Manuel regressou de viagem, cooperou também. Lewis começou a trabalhar com o pai (Jesus) seis meses depois de ter começado com os filhos. E diz: “Era difícil obter a sua confiança, mas quando finalmente concordou em deixar-me gravar a sua história, isso contribuiu para estreitar a minha relação com os filhos” (p. 18).

p. 18: penúltimo parágrafo: fala como eram realizadas as entrevistas, como fazia para obter dados íntimos e como uma amizade entre ele e a Família Sánchez foi construída.

p. 19: último parágrafo: treino de antropólogo, familiaridade com a cultura mexicana, seus valores contribuíram para os resultados da pesquisa. Tentou abarcar um amplo conjunto de temas: recordação da infância, sonhos, sexualidade, trabalho...

  • Organização das entrevistas:

p. 20: “Quando preparei a publicação das entrevistas, eliminei as minhas perguntas e selecionei, ordenei e organizei o material em histórias coerentes.”

domingo, 21 de outubro de 2007

O mistério de Agatha Christie

Biógrafa aborda as dificuldades para retratar a best-seller inglesa, que se mostrava cortês, mas impenetrável

LAURA THOMPSON

É estranho como alguém pode dedicar anos a um livro -no meu caso, a uma biografia de Agatha Christie- e, a seguir, lembrar tão pouco sobre o processo de tê-lo escrito. Minhas memórias dessa batalha praticamente desapareceram. Suponho que se trate do equivalente literário a esquecer as dores do parto.
Há momentos, porém, em que sei que me pareceu difícil trazer Agatha à vida. Sua imagem -a de uma dama gentil de classe média alta, dotada de talento incomum para criar enigmas- ocasionalmente parecia impenetrável, o que suspeito tenha sido sua intenção.
Poucas das pessoas que a conheceram de mais perto continuam vivas, e mapear seus relacionamentos foi difícil.
E, quando localizadas, as pessoas que pretendia entrevistar provavam ser parecidas com Agatha Christie: corteses, reticentes e antiquadas -de forma nenhuma o tipo de personalidade que se dispõe a compartilhar seus pensamentos com um escritor.
Persuadi-las a fazê-lo foi provavelmente a parte mais árdua do meu trabalho ("Agatha Christie - An English Mistery", Agatha Christie - Um Mistério Inglês, Review, 416 págs., 20 libras, R$ 78), e parecia muito pouco relacionada à redação de um livro.
Coisas como essa são parte do processo de construção de uma biografia. Por vezes, esse tipo de trabalho pode se tornar insuportavelmente frustrante, como se a pessoa que serve de tema ao trabalho estivesse conspirando contra seu desejo de simplesmente escrever um livro.

Não conte tudo
Sempre pensei que biografias fossem simples livros; que elas deviam criar uma narrativa de maneira tão legível quanto possível e levar em conta a advertência de Voltaire: "Se vocês desejam entediar seus leitores, contem-lhes tudo".
Quando primeiro decidi escrever sobre Agatha Christie, nem mesmo considerava a hipótese de produzir uma biografia propriamente dita.
Sua ficção de mistério me fascinava havia muito, e me parecia que uma reavaliação era necessária; mais tarde, eu me apaixonei pelos seis romances que ela escreveu sob o pseudônimo de Mary Westmacott.
Assim, a concepção original de meu livro era como uma evocação, um estudo, e não uma biografia plena.
A biografia ainda é vista freqüentemente como uma habilidade especial de localizar o maior número possível de fatos e montá-los de maneira representativa, como se cada pedaço de papel, cada entrevista, fosse uma pista que conduz a uma solução clara. No dia tal e tal o biografado disse isso; na semana seguinte, fez aquilo; em 1935, escreveu aquilo mais -e eis que temos um retrato concluído!

Indústria da biografia
Basta imaginar um biógrafo tentando narrar nossas vidas, dentro de 50 anos -os idiotas com quem eles podem vir a conversar sobre você, os motivos que podem atribuir a ações que você mesmo mal compreendia- para vislumbrar até que ponto a indústria da biografia repousa sobre bases precárias.
Especialmente no caso de alguém como Agatha Christie, cujo grande desejo era usar a fama como uma cortina por trás da qual se proteger.
Após 1926, quando passou 11 dias desaparecida após seu primeiro marido lhe dizer que estava apaixonado por outra, ela se tornou uma pessoa obsessivamente discreta. Mas a ironia é que deixou uma verdadeira montanha de pistas.
E, quando tive acesso a elas, cerca de um ano depois de assinar o contrato para meu livro, subitamente me vi em posse de material novo.
Na velha casa de Agatha em Devon -a bela e mágica Greenway House, uma casa branca, quadrada, da era georgiana, cercada de árvores retorcidas- havia salas e mais salas repletas de papéis, baús contendo montanhas de cartas, guarda-roupas que abrigavam casacos de pele ainda enfeitados por um leve traço de perfume, caixas contendo trajes de batizado, livros de recortes, álbuns fotográficos. Fui à casa pela primeira vez para ser apresentada a Rosalind, filha de Agatha, ocasião maravilhosa, mas fonte de grande ansiedade. Quando Rosalind morreu, em 2004, seu filho, Matthew, me deu acesso a tudo que a casa continha.
O amoroso desmazelo das memórias acumuladas era pungente -em especial a pasta, marcada pelas iniciais de Agatha, na qual ela guardava as cartas que lhe foram escritas por Archie Christie, com quem se casou em dezembro de 1914 e por conta de quem, 12 anos mais tarde, sofreria um colapso nervoso e desapareceria.
Pela primeira vez percebi que aquilo que uma pessoa preserva, aquilo que mais tarde se torna "material" para um biógrafo, tem significado não só intrínseco mas também ainda por existir.
De 1926 até sua morte, quase 50 anos mais tarde, Agatha guardou as cartas de amor de Archie. Elas eram mais que material para meu trabalho. Diziam algo mais que as palavras que continham. Lendo-as, segurando-as nas mãos, senti a história de meu livro começando a surgir. Na medida em que isso é possível, tentei fazer dele a história de Agatha.


A íntegra deste texto saiu no "Independent". Tradução de Paulo Migliacci.

quinta-feira, 18 de outubro de 2007

Parcours d'un collectionneur : l'Histoire, la fable et le portrait


Parcours d’um Collectionneur: L’histoire, la fable et le portrait.
(Exposition Parc Sceaux- Paris)

Cette exposition inédite présente une collection particulière de 37 tableaux et dessins de l'école française des XVIIe et XVIIIe siècles, dont le caractère exceptionnel repose sur la sélection habile de peintres majeurs, la richesse et l'originalité des thèmes iconographiques et la redécouverte d'œuvres qui ont marqué l'Histoire de l'Art, présentées dans un parfait état de conservation, et pour la plupart abondamment documentées.
http://espanol.pidf.com/page/p-313/art_id-1225/idf-FmaIDFSRV0022788/

Les sujets: la fable mythologique, l’histoire religieuse, l’art du portrait, la scène de genre et le paysage.
Aqui transcrevo trechos, sobre o retrato, que creio que foram os mais interessantes para postar aqui:

Le Portrait

Comme le peintre d’histoire, le portraitiste represente la figure humaine mais le premier mérite de sés ouvrages consiste plus simplement à rendre une parfaite ressemblance. Des peintres au talent aussi éminent que Largillierre, De Troy et Rigaud, chacun prenant la tête d’um vaste atelier, se spécialisent dans cette activité fort lucrative et font fortune. Au XVIII siècle, l’omniprésence des portraits au Salon du Louvre ouvre um débat opposant partisans et adversaires d’ une peinture souvent jugée frivole, davantage soumise aux caprices de la clientèle qu’aux règles de l’art. Les portraits de caractere du pastelliste La Tour ou de Greuze échappent toutefois aux jugements sévères de la critique d’art.

- Jean-Baptiste Jouvenet (1644-1717)
- François de Troy (1645-1730)
- Philipe de Champaigne (1602-1674)
- Jean Baptiste Greuze (1725-1805)
- Jean- Baptiste Oudry (1686-1755)
- Hyacinthe Rigaud (1649-1743)

No link abaixo em extensão pdf dá para ver algumas imagens…

Mas olhando alguns quadros, como O Portrait d’um Magistrat de Jean-Baptiste Jouvenet, notei que os rostos estão sempre acompanhados de objetos que identificam suas relações sociais; o retrato aparece como uma reliance entre indivíduo e sociedade, sejam as marcas da justiça, a maternidade, no caso do portrait de la comtese de Brionne et de son fils Louis de Lorraine, pince de Lambesc ; as marcas da autoridade nas vestes de Armand Jean du Plessis, cardinal de Richelieu dans sa bibliothèque.
O retrato de um indivíduo é de alguma maneira uma forma de eternizar ou cristalizar imagens de sua biografia? O que nela não aparece é tão importante quanto o que aparece? Imagem e texto de alguma maneira caminham juntos, pois ao olhar, algumas dessas, imagens eu fiquei a me perguntar o que teria escapado da imagem daquelas pessoas que o retrato tentava de alguma maneira esconder, através dos objetos de suas funções sociais... o retrato não seria de algum modo uma arte de ressemblance (semelhança) mas também de esconder o que escapa a isso? As (des) semelhanças?




quarta-feira, 17 de outubro de 2007

Qual Lutero? A Partir De Onde?

Lucien Febvre
Un Destin: Martin Luter
Paris: Presses Universitaires de France
1945 (1927)


Sola Scriptura, Sola Fide: A Palavra (o espírito em oposição à letra) e a Fé a partir unicamente do indivíduo.


Epigrafe:

Um amigo lhe disse um dia que ele foi o libertador da cristandade. “Sim, respondeu ele, eu sou, eu o fui. Mas como um cavalo cego que não soube para onde seu mestre o conduzia.” – Mathesius, VII.
Prefácio da Primeira Edição (1927):

“Uma biografia de Lutero? Não. Um julgamento sobre Lutero, nada mais.
Desenhar a curva de um destino que foi simples, mas trágico; recuperar com precisão quaisquer pontos verdadeiramente importantes pelos quais ele passou; mostrar como, sob a pressão de quais circunstâncias, seu élan primeiro teve que se enfraquecer e causar a inflexão de seu traçado primitivo; colocar, portanto, a propósito de um homem de uma singular vitalidade, este problema das relações do individuo e da coletividade, da iniciativa pessoal e da necessidade social que é, talvez, o problema capital da história: tal foi nossa intenção.
Tentar, também em poucas páginas, de o realizar: isso era consentir logo de começo a enormes sacrifícios. Haveria qualquer injustiça suficiente a nos repreender. E nós não gostaríamos menos de nos surpreender se, forçados a escolher, nós nos sacrificamos deliberadamente ao estudo do Lutero maduro [épanoui] que, de 1517 a 1525 tem sobre a cena do mundo, com tanto vigor, seu papel heróico de profeta inspirado, do que o Lutero hipotético dos anos de juventude, ou o Lutero esgotado, vazio, desiludido que vai se esvaecendo de 1525 até 1546.
Deveremos acrescentar que ao escrever este livro, nós tivemos apenas um único compromisso: compreender, e na medida em que nós o poderíamos, fazer compreender? Melhor seria dizer como nós ficaríamos satisfeitos, simplesmente, se, neste trabalho de vulgarização, de reflexão também, os exegetas qualificados do pensamento luterano reconhecessem ao menos um cuidado constante: aquele de não empobrecer ao excesso, através de simplificações por demais brutais, a riqueza nuançada de uma obra que foi não tanto melódica, mas, como a moda de seu tempo, polifônica.”

Prefácio da Segunda Edição (1945):
“Eu falei, a partir do que eu tenho de melhor, sobre o jovem Lutero, e sua força, e sua fuga, e tudo aquilo que ele trouxe de novo ao mundo sendo ele mesmo [lui]. Obstinadamente ele mesmo. Nada mais que ele mesmo. Tudo aquilo que ele trouxe? Uma nova forma de pensar, de sentir e de praticar o Cristianismo. Que, não tendo sido esmagado no ovo, nem endossado tal qual, nem digerido amigavelmente pelos chefes da Igreja, vem a ser, a partir deste chefe, e naturalmente, uma religião nova, um ramo novo do velho cristianismo. E vem a ser o gerador, senão de uma nova raça de homens, ao menos de uma nova variedade da espécie cristã: a variedade luterana. Menos resolvido sem dúvida em sua aparência exterior, menos abrupto, menos dado a se repartir longe dos lugares de origem que esta outra variedade vivaz e prolífica, que com trinta anos de distância engendrou da Picardia João Calvino? Certamente. Mas entretanto foi tenaz. Durável. Susceptível de se dobrar em eventos diversos. Capaz de atração, ao ponto de adulterar talvez, ao que parece, a variedade vizinha e de inspirar crenças nos guardiões enciumados de sua pureza. De importância histórica considerável, em todo caso, que vem do fato que ele povoa notadamente uma parte da Alemanha. E que o espírito luterano adere fortemente na mentalidade dos povos que o adotam.
Que haja lugar para se estudar o Lutero pós 1525 como o Lutero de antes: não restam dúvidas. Que entre estes dois Luteros, não haja aliás nenhuma cisão verdadeira - melhor, que não tenha havido dois Luteros, mas um só; que o Lutero de 1547 seja sempre, em sua fé, o Lutero de 1520 – estamos de acordo. Eu nunca quis dizer nem nunca disse o contrário. Eu freqüentemente defendi a tese, paradoxal aos olhos de muitos, que o Lutero da guerra paisana, o Lutero condenando com tanta paixão, veemência, crueldade os paisanos revoltosos, não era um outro Lutero que o Lutero de 1520, aquele que escreveu os grandes tratados liberais – eu freqüentemente tentei estabelecer, contra tantas tentativas contrárias e motivadas, a unidade profunda e durável das tendências luteranas através dos eventos os mais desconcertantes – que se torna inútil, sem duvida, que eu me desculpe por uma falta que eu não cometi nem de fato nem em intenção. Vinco não significa rompimento [Repli ne signifie pás coupure]. O ser que, batendo seus tentáculos de todas as partes sobre o mundo hostil, adentra o mais que pode dentro de sua concha para se conferir ai um sentimento de paz interior e de liberdade bem-feitora – este ser não se divide em dois. Quando ele sai de novo, é ele, sempre ele que recomeça a tatear pelo mundo eriçado; e inversamente. – Somente, quem gostaria de compreender num Lutero este jogo alternado de saídas e reentradas, de explorações e de retiradas – não é em 1525, em 1530 que ele deve ser colocado saindo. É muito antes. É no ponto de origem. Situar este ponto, com precisão, na vida de Lutero; seguir os primeiros desenvolvimentos dos germes de “luterismo” [“luthérisme”] que um exame atento permite de revelar, desde antes quando Lutero não tinha ainda se tornado Lutero; ver nascer, crescer e se afirmar o Lutero no Lutero – e depois, a afirmação tendo sido feita e meditada, parar; colocar em confronto o homem com os homens, a doutrina com as doutrinas, o espírito com os espíritos que lhe era necessário ou combater, ou juntar-se (e não se juntam jamais os espíritos, não se ganham jamais os homens, não se substitui jamais uma doutrina por outra, sem deixar fatalmente um outro espírito invadir nosso espírito, um outro homem penetrar nossa humanidade, outras doutrinas abocanharem nossa doutrina). – Eis o que eu quis fazer. Eis o prefácio necessário, indispensável à todo estudo do Lutero posterior à 1525. Um tal estudo não pode ser suficiente em si mesmo; Falta-lhe, em prefácio, o conhecimento sólido do Lutero anterior à 1525 – e ele não esclarece, não permite, retrospectivamente, compreender, explicar, fazer compreender este Lutero. Ao contrário, um estudo do Lutero anterior à 1525 – ele da conta de todo Lutero. Foi disto que, Franceses, nós carecíamos em 1927. É disto ainda que nós temos necessidade em 1944.”
Capítulo II: Revisão da Literatura Precedente:

“E como Lutero, desde o começo, entrelaçou a história de suas crises àquela de seu pensamento, procuremos compreender o que um tal amálgama representava para ele.
Sobre esse ponto delicado, Denifle não vacila menos, nós o sabemos a partir do resto. Remorsos, pensamentos malvados, desejos clandestinos: eis todo o caso. Lutero vivia, no fundo de si, com sua carne em perpétua revolta contra seu espírito. Entendam, sem equívoco, sua luxuria. Concupiscentia carnis, a obsessão sexual.
Admiremos, aqui também. Estas pessoas, quero dizer, Denifle e seus tenentes, sabem seguramente com qual violência os desejos impuros não cessaram de incomodar um ser que não fez nada a ninguém. Vêem bem a penetração? Quanto aos campeões patenteados da inocência luterana, admiremo-los igualmente: com uma tal auto-confiança, não proclamam eles a pureza, a candura dos pensamentos de um ser que os mantém em segredo como a maioria dos seres: os outros, que se confessam, teriam eles que os crer cegamente? – Não nos concedamos em todo caso, o ridículo de querer recorrer ao primeiro nem ao segundo partido. Nós não sabemos. Nós não temos nenhum meio de descender, retrospectivamente, aos vincos íntimos da alma luterana. Firmes sobre o domínio dos fatos e dos textos, nos limitemos simplesmente a constatar duas coisas.
Uma, patente: ninguém jamais acusou Lutero de ter vivido mal durante seus anos de convento, quero dizer, de ter quebrado seu voto de castidade. A outra não é menos patente para quem examina os textos sem tomar partido: Denifle restringe, de forma abusiva, o sentido desta noção de Concupiscentia Carnis que foi tão usada por Lutero.”